Por Julieta Speranza. El Tiempo

"Entre la economía y la salud, elijo privilegiar la salud", dijo el presidente de la Nación Alberto Fernández al iniciar del aislamiento social preventivo y obligatorio. Sin embargo en esta segunda etapa la pulseada la ganó la economía, la perdieron como siempre los pobres jubilados, desde hace años relegados y desprotegidos de la Argentina.

La presión de los más poderosos nuevamente largó a la calle a los más vulnerables que se agolparon para cobrar el primer viernes que los bancos abrieron sus puertas. Fue un caos.

Un caos que no previeron?

El Gobierno y ANSES no tendrían que haber diseñado una estrategia para no amontonar a los abuelos? No había una manera de escalonar la salida de los jubilados a cobrar?. Los sindicatos bancarios, tan fuertes defensores y conocedores de la realidad diaria de sus afiliados, no pudieron establecer una organización diferente para el pago que repiten mes a mes, cuidando a los “viejos” y a sus propios empleados?

Una verdadera contradicción. Durante 15 días cuidamos a los mayores y un día como por una orden divina todos se agolparon frente a un banco, no respetaron distancias, rompieron la cadena de cuidados y los más vulnerables quedaron expuestos, solitos como una barrera humana ante el virus que paradójicamente los tiene como pacientes de riesgo.

Y mientras tanto los más jóvenes en nuestras casas, cuidándonos y mirando por televisión cómo nuestros abuelos se ven expuestos a un virus que para ellos puede ser letal.

Es verdad que muchos necesitan ese poco dinero para subsistir, pero las autoridades no pudieron encontrar una forma diferente para continuar protegiéndolos. No imaginaron que en el país de las eternas colas de jubilados para cobrar en invierno al frio y en verano al rayo del sol, esto no iba a pasar? Vergüenza, abandono y tristeza con esta foto que se repitió hoy en el país. Ganó la economía, perdieron los más vulnerables.

Por unos días parecimos ser un país diferente, un país que protegió a nuestros abuelos y toda la población, pero fue un espejismo. Nuevamente nos llenamos de palabras al decir que cuidamos y valoramos a nuestros mayores, porque ante la mínima presión, fueron los primeros abandonados a su suerte.

En el día 15 se rompió definitivamente la cuarentena y dejamos en la primera línea de esta guerra contra el virus -como algunos la llaman- a los más débiles, a los más vulnerables, a lo que “supuestamente” debíamos proteger.