Centro de Jubilados y Pensionados de Morteros: Y ahora… ¿quién podrá salvarnos?
En toda institución hay momentos de gloria y esplendor y otros de desasosiego y lamentos. El Centro de Jubilados y Pensionados de Morteros no estuvo ni está exento de esas circunstancias. Lo triste es que ahora le toca de cerca las segundas.
Parafraseando a un personaje cómico de la televisión mejicana, podemos preguntarnos: “Y ahora… ¿quién podrá salvarnos?” Es cierto que las instituciones no se manejan solas, sino que son conducidas por personas, por lo tanto, permeables a cometer errores que pueden ser causantes de la desaparición misma de la entidad, o con astucia y destreza lograr colocarlas en un lugar destacado en la comunidad.
Una vez más ha triunfado el “no te metás”, o “preguntémosle
al vecino”, o “me lo comentaron en el súper”. El Centro de Jubilados y Pensionados
de Morteros ha caído en una profunda crisis económica-financiera y
administrativa, como nunca ocurrió en sus casi cuarenta años de historia. Y
eso, por desidia de algunos de sus directivos, por equivocado manejo de la
entidad, por irresponsabilidad de algunos, por incapacidad de otros, por falta
de equipo de trabajo mancomunado y de solidaridad institucional.
Cuando aún el barco no zozobraba, por discusiones sin
importancia, hasta el capitán del barco se arrojó por la borda (o lo
arrojaron), quedando sólo un contramaestre para hacer frente a la tormenta que
se avecinaba. Y sus asociados, lejos de preocuparse al enterarse de que las
cosas no funcionaban correctamente, casi en su totalidad se alejaron
inmediatamente de la institución, transformándose en deudores, morosos,
provocando el hundimiento de la nave hacia el fondo del mar.
Las causas se remontan a unos cuatro años, atrás provocadas
por la cesación de pagos (salario e impuestos), compras y gastos innecesarios y
el endeudamiento institucional (cargas sociales e impositivas, con abusivos
intereses por mora). Es decir, que el mal arrastra casi dos gestiones, dos
administraciones (cada una de ellas con mandato por dos años, renovándose
parcialmente todos los años). Fundamentalmente se basan en la escasa o nula actividad
que fuera generadora de recursos genuinos para sostener las actividades de la institución
y su crecimiento.
A esa falta de interés del socio por conocer lo que ocurría
en la institución, y como consecuencia del mismo, se le sumó el escaso conocimiento
de éste respecto a las obligaciones que tuvo y tiene con la Entidad. Léase,
falta de pago por negligencia, olvido o desidia, o lo que es más grave aún, dejar
de pagar la cuota como una forma de "castigo" para uno o varios de
sus directivos, cuando éstos fueron elegidos en asamblea convocada a tales
fines. Como corolario, esta situación ganó rápidamente la calle, provocó el rechazo,
desencanto y desilusión del grueso de la masa societaria (la que no participó
en la Asamblea donde fueron elegidos los directivos). Los asociados optaron por
dejar de concurrir al Centro, y lo que fue más grave aún, dejaron de pagar la
cuota societaria, como si la institución hubiese tenido la culpa de que en su
conducción hubiese una persona que "no le agradó" a la mayoría. Los socios
que han optado por esa actitud de rechazo hacia el Centro, han cometido un
error grave, imperdonable, que será pasible de sanción por parte de la comisión
directiva a elegir, según los Estatutos Sociales.
El direccionamiento de los talleres que históricamente
funcionaban en el Centro hacia dependencias del Centro Cultural Municipal, por
parte de responsables del PAMI, el cambio de lugar de la entrega de los
bolsones que la entidad nacional entrega periódicamente a beneficiarios de
nuestra ciudad y la promoción para que los asociados no paguen la cuota social
no hicieron más que traer confusión y alterar los ánimos de los beneficiarios y
masa societaria en general. Desde hace algunas semanas el presidente ya no está
¿por qué no regresaron los talleres al Centro de Jubilados? Un interrogante que
hasta la publicación de esta nota aún aguarda respuesta.
Como broche de oro a este pandemónium, el Centro recibe una
demanda por salarios e indemnizaciones no abonados de parte de uno de los
oferentes profesionales que desarrolló actividades en el Centro, merced a un
convenio firmado con el PAMI. El “run run” en la calle se refirió también a que
en la entidad "se robaban el dinero". En este punto, quienes hablaron
sin documentarse, se refirieron a la posibilidad de que existió uno o varios
faltantes de dinero, pero no aclararon si ese dinero que hipotéticamente ha
faltado o falta provino de las cuotas societarias o de algún evento. Periódicamente
el Centro publica en un escaparate los resultados de cada evento, sea festivo o
por venta de algún producto comestible. Cabe aclarar que si alguna actividad no
tuvo el éxito esperado fue porque la masa societaria dejó de apoyar a la
institución.
Situación
Patrimonial:
Afortunadamente el Centro de Jubilados y Pensionados de Morteros no paga alquiler. Sus instalaciones son el producto de buenas administraciones anteriores, en épocas de plena actividad y apoyo societario. Aunque la infraestructura edilicia está casi en óptimas condiciones ésta no deja de requerir permanentes cuidado y mantenimiento lo que conlleva el pago de cifras importantes que deben erogarse periódicamente. La falta de eventos masivos, como otrora se hicieran, y a la morosidad de la masa societaria, colocaron a la entidad en visible aprieto de caja.
Los conductores de los últimos años han dejado de cumplir
con las obligaciones laborales (la actual y única empleada administrativa no
cobra su sueldo desde noviembre de 2017), los aportes sindicales e impuestos
nacionales. Esas instituciones han demandado a la entidad y exigen una creciente
suma de intereses usurarios que hacen insostenible su cumplimiento por parte del
Centro. En la actualidad la entidad ha podido abonar un anticipo correspondiente
a los intereses de la deuda con la AFIP, y espera más instrucciones para
acogerse a un plan de pago en cuotas accesibles conforme a sus posibilidades.
¿Cómo se salva
al Centro de Jubilados y Pensionados de Morteros?
a) Con un subsidio no reintegrable o reintegrable a muy largo plazo de algún organismo provincial o nacional. Simultáneamente a:
b) Con que los asociados respeten y permitan el trabajo de la actual gestión normalizadora hasta la próxima Asamblea General.
c) Con que los asociados regularicen su situación de morosidad con Tesorería.
d) Con que los asociados apoyen cada evento organizado para recaudar fondos para la Institución a los fines de cancelar las deudas contraidas.
e) Con que los asociados concurran a la próxima Asamblea General de Asociados –cuya fecha se conocerá oportunamente- a los fines de respaldar a la futura gestión administrativa del Centro, o formar una o más listas de candidatos para ser elegidos nuevos conductores de la entidad.
De esta manera –juntos-, el Centro de Jubilados y Pensionados de Morteros, que hasta no hace mucho tiempo fuera ejemplo de contención del adulto mayor, recobrará todas sus fuerzas y pueda erguirse orgulloso viendo que la tormenta se ha disipado. De los asociados –en forma exclusiva- depende la continuidad o no del Centro.
Norberto José
Viarengo, Asociado 4329