Morteros: se cumplen 100 años del fatal accidente de aviación donde perdieron la vida Mario Colombo, José Calvo y Atilio Pellegrini
En un libro histórico de la escritora morterense Silvia Baudino se detalla la historia de este trágico accidente y de la pirámide levantada en la ciudad en homenaje a estos jóvenes.
Hoy se cumplen 100 años del fatal accidente de aviación en el que perdieron la vida el héroe de guaria italiano y pionero de la avión argentina, Mario Colombo y sus dos acompañantes José Calvo y Atilio Pellegrini.
En un libro histórico de la escritora morterense Silvia Baudino se detalla la historia de este trágico accidente y de la pirámide levantada en la ciudad en homenaje a estos jóvenes.
“El año 1921 fue trascendental para la historia de la aviación de nuestra ciudad”, contó Lambertti explicando que “Mario Colombo que había sido piloto de la guerra mundial llegó a Morteros a fines de octubre para desempeñarse como piloto instructor y su primer alumno fue Juan Colombetti”
Según repasa el libro “Alas Rotas” de Lambertti, el día 6 de noviembre se presentó un pedido a Mario Colombo para que efectuara vuelos en las fiestas de las Romerías Españolas (que por razones de lluvia no se habían podido realizar el 12 de octubre). En esos vuelos de esparcimiento lo acompañaría un aviador de la localidad vecina de “Las Rosas”, el señor Octavio Pián.
El sábado 5 del mismo mes, había fallecido en nuestra ciudad el agente consular y primer boticario, el señor Pablo Fraire, y como todo sepelio de importancia, los aviones arrojarían flores sobre su ataúd y la banda “Giuseppe Verdi” ejecutaría las marchas fúnebres. El entierro seria el domingo 6.
Y ese domingo, los rayos de un sl respladeciente iluminaron los campos y el pueblo de Morteros. Era un día de algarabía y clima festivo. Nada hacía presagiar el terrible final de esa jornada.
Mario Colombo y Octavio Pián realizaban acrobacias ante la mirada atónita de los presentes, y los más valientes se aventuraron a los vuelos de bautismo.
Cuando los pilotos casi daban por concluida su actuación para poder dirigirse al sepelio, dos integrantes de la banda “Giuseppe Verdi”, Atilio Pellegrini de 21 años y José Calvo de 25 que tocaban el genis y el clarinete respectivamente, decidieron efectuar un vuelo.
Ascendieron al avión de Colombo, sobrevolaron parte del pueblo y del campo, y cuando ya se disponían a aterrizar, desde una altura de 30 metros aproximadamente el biplano efectuó un pique, y ante la mirada atónita de los espectadores comenzó a caer.
El vacío, el abismo total, la oscuridad sin límites, la catástrofe.
El aparato quedó hecho pedazos, los muertos tendidos cerca del él y la amarga sorpresa de los presentes que no terminaban de entender lo sucedido. La causa de la caída no llegó nunca a saberse.
La Pirámide
Los hermanos Carlos y Luis Andreini fueron los autores del proyecto de “La Pirámide”, como así también de la tumba que guardan hoy los restos de Colombo, dos obras maestras que construyeron gratuitamente y que perduran en el tiempo.
“La Pirámide” fue construida en el campo perteneciente en esa época al señor José Soldano, a pocos metros del lugar del accidente, hoy intersección de las calles Alberdi y Monseñor Lafitte.
Al cumplirse el primer aniversario de la catástrofe, el 6 de noviembre de 1922 se inauguró el monumento que fue el primero de la ciudad de Morteros.
“Durante mucho tiempo La Pirámide fue visitada y cuidada pero luego fue trágicamente olvidada, a tal punto que nadie conocía cómo había ocurrido la tragedia”, dijo Lambertti recordado que “para el centenario de la ciudad de Morteros el Archivo Histórico convocó a escribir sobre lo ocurrido en los cien años de Morteros, y con esta iniciativa decidí recopilar la historia que dio origen a este monumento”, dijo.
Con los años, la tumba y el monumento fueron restaurados, tarea que emprendió Silvia L. de Baudino.
Los arquitectos Jorge A. Altieri y Javier Mazzuca se ofrecieron en forma desinteresada a guiar los trabajos. Con fotografías antiguas pertenecientes a la fecha de la inauguración de la Pirámide y respetando detenidamente cada uno de los detalles, se construyó la verja.
El águila, pieza de gran valor económico y artístico, fue enviado desde Italia en avión. Es una hermosa obra de arte de puro bronce y de esmerado tallado.
Antes de ser colocada fue expuesta por una semana en un salón céntrico de la ciudad donde, además, se exhibió la hélice de repuesto del avión caído, cedida gentilmente pr el señor Jorge Boero, quien la había heredado de parte de un familiar.
Los arreglos de la tumba también se efectuaron con gran dedicación. En ella aún se conserva intacta la placa de bronce en forma de libro que enviaron sus padres desde Italia.
Para tapar las grietas de la tumba producidas por el correr de los años, se colocó sobre ella un mármol de Carrara, donado gentilmente por la señora Noemí Gallo de Bogado.