El músico morterense Joaquín Mangini obtuvo en 2019 una beca darmasiswa para estudiar por un año en universidades de Arte de Indonesia la música tradicional, el gamelán.

Es el segundo viaje que realizó a Indonesia (ya había estado en 2015), un pueblo de culturas, etnias y religiones diversas. Atravesado por la pandemia, que cambió sus planes, tres meses más tarde de lo previsto regresó a Morteros y cuenta su rica experiencia. Música, cultura y pandemia.

 

-Cómo obtuviste la beca para estudiar en Indonesia?

En 2010 me mudé a la ciudad de Buenos Aires para continuar mis estudios musicales en el Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla y allí conozco un grupo de músicos que me invitan a integrar la Orquesta de Música Gamelán de la Embajada de Indonesia en Argentina.

En ese tiempo un profesor que había estudiado en una Universidad de Yogyakarta, en Indonesia en la Isla de Java, nos insistía para que apliquemos a la beca Darmasiswa.

Apliqué por primer vez a la beca en el año 2015, estuve allí un año y cuando regreso termino de estudiar en el Conservatorio, me recibo y a los dos años apliqué de nuevo y obtuve la beca en 2019.

 

-En que consistió la beca?

La beca ofrece un año de estudios en Universidades de Arte de Indonesia. Solo se puede estudiar, participas de conciertos, muestras y todos los días tenés varias horas de clases. Allí estudiaba la música tradicional de la Isla de Java, de distintas regiones de la Isla de Java y también de la Isla de Bali y de otras islas, pero principalmente la música gamelán El gamelán es una agrupación musical tradicional caracterizado por instrumentos como metalófonos, xilófonos, membranófonos, gongs, flautas de bambú, e instrumentos de cuerda frotada y cuerda pulsada. Para la mayoría de los indonesios la música de gamelán es una parte integral de la cultura indonesia.

 

-Tu último viaje estuvo marcado por la pandemia. Cómo viviste esa situación estando tan lejos de tu país?

Por la pandemia todo el mudo se vio afectado. En Indonesia se fue siguiendo lo que marcaba la OMS. Comparado con Argentina nosotros estábamos más cerca de China y llegó más rápido la cuarentena estricta y se vivió muy intensa los primeros meses. Todo completamente cerrado, no había clases, no se permitían reuniones, no había transporte entre las islas y para el mes sagrado musulmán, el Ramadán (hacia fines de mayo) como preveían que se iban a movilizar varios millones de personas entre las grandes ciudades, continuaron con el corte en el transporte. No había trenes, aviones ni ningún medio de transporte hasta fines de agosto. Todo estuvo bloqueado y cerrado.

 

-Pudiste cumplir con los objetivos con los que partiste o debieron modificarse por el Covid?

La pandemia afectó completamente todo, tuvimos algunas clases on line pero como la actividad musical, específicamente el gamelán es en grupo (no se puede tocar solo, se necesitan al menos diez personas), era imposible y continuamos con las clases teóricas on line, no había clases prácticas

 

-Los músicos en nuestro país se vieron seriamente complicados por el aislamiento, incluso actualmente siguen sin poder trabajar en espectáculos públicos. Que ocurrió con estas profesiones en Indonesia?

Todo espectáculo público se canceló hasta fines de agosto, primeros días de septiembre, donde con protocolos se permitió transmitir vía Streaming conciertos y obras y así se sigue haciendo actualmente. No se permite el público presente y la actividad económica ya tiende a normalizarse, está casi todo abierto.

 

-Como se vivió en Indonesia la situación de pandemia?. Hubo muchas muertes y un perjuicio económico importante, cómo afecto esto tu vida diaria?

Vivía en una zona rural, y las zonas rurales de la Isla de Java están distribuidas como en pequeños barrios de 40 o 50 casas, entonces cuando aparecía algún caso de Covid aislaban por barrio y se cerraba todo por dos o tres semanas, venia la Cruz Roja y el Ejército desinfectaba todo, casas, calles y después se volvía a abrir.

En cuanto al turismo la situación económica de Indonesia se vio completamente afectada porque hay Islas que viven del turismo y en este momento no hay turismo internacional, solo local y es muy poco el movimiento.

Mi cotidiano se vio afecto sobre todo en que no pude ir a la Universidad que era lo único que podía hacer porque no podía trabajar.

 

-Conocías como vivíamos en esta parte del mundo la pandemia?

Estaba en contacto permanente con lo que pasaba en la Argentina con mi familia, amigos, leyendo los diarios y sus versiones, fue muy repentino y en varios países creo que fue pasando lo mismo, se iba improvisando y haciendo lo que la OMS iba mandando o aconsejando. En Indonesia pasó lo mismo y tenía contacto con estudiantes de otros países de Asia, de África y en todos los países pasaba lo mismo, tomaban una decisión, después la volvían para atrás o abrían algo y luego lo volvían a cerrar. En Indonesia por ejemplo intentaron abrir las fronteras y estuvo dos semanas abiertas pero volvieron a cerrar y hasta enero no pueden volver a entrar extranjeros.

 

-Que te impactó desde lo cultural y musical de Indonesia?

Todo lo cultural es muy rico pero lo que más me impactó es la relación que tienen con la religión, con varias religiones, la mayoritaria es el Islam pero la constitución de Indonesia acepta cinco religiones más que son minoría, y la verdad que hay mucha tolerancia, si bien ahora hay unos grupos radicales musulmanes que se están volviendo cada vez más violentos, espero que el Gobierno de Indonesia haga algo para frenarlos.

En cuanto a las manifestaciones artísticas me llama mucho la atención como trabajan en equipo, como trabajan en grupo y como abarcan todos los aspectos de una presentación, de una performance; desde el maquillaje, el vestuario, las luces, la música. Comparado a lo que nosotros vemos acá seria en una situación muy profesional donde todo está tenido en cuenta.

En Indonesia en cualquier lugar donde haya una presentación artística, así sea en un pequeño pueblo rural, vas a encontrar mucha dedicación, mucho profesionalismo. Le dedican mucho tiempo y mucho respeto. Se me ocurre que puede compararse a lo que ocurre con el carnaval norteño en nuestro país, algo así pero allá es todo el año esa dedicación.

La música es increíble, por eso fui a estudiar allá. Esa música solo se encuentra allí en Indonesia, hay un poquito en Malasia, un poquito en Camboya (Cambodia), y un poquito en Tailandia pero la principal está en la Isla de Java y Bali. Es una música increíble.

Aprendí a respetar y a tener la mente abierta y a entender que existen otras culturas, otras religiones y otras maneras de vivir.

 

-Tu regreso se hizo de acuerdo a lo planificado? Cuál es hoy la situación actual de la Republica de Indonesia con respecto a la pandemia?

Mi regreso estaba fijado para fines de agosto porque se cumplía el año de la beca y tenía pasajes para fines de agosto, Argentina tenia todavía las fronteras cerradas, solo se permitían algunos vuelos desde Europa y me fueron cancelando el vuelo, me lo fueron corriendo de fecha y después cuando Argentina abrió las fronteras que creo fue en octubre, la Aerolínea ofrecía vuelos pero no había demandas, entonces faltando dos semanas para la fecha lo cancelaban, así ocurrió como cinco veces.

La verdad que fue muy estresante los últimos dos meses porque casi no tenía plata, no podía trabajar de manera legal, tenía que hacer changas para juntar rupias y fue muy estresante. Me sentía como desamparado porque reclamaba a la Embajada Argentina o a la compañía aérea y ésta no hacía nada porque no había demanda entonces cancelaba los vuelos, hacían lo que quería y mi estadía se extendió por tres meses más.

Actualmente en Indonesia hay muchas actividades que aún no están habilitadas. Las clases son on line, los espectáculos públicos, artísticos, solo por streaming pero el transporte está funcionando. Para viajar de una isla a otra necesitas hacer el test de Covid pero las fronteras para los turistas continúan cerradas.

 

-Cómo fue el regreso a Argentina. Los protocolos que debieron cumplirse hasta llegar a destino.

Para mi regreso me hice un test de Covid el día antes de viajar para viajar en tren desde la ciudad de Yogyakarta a Yakarta, capital, y al día siguiente me tomaba el avión para Argentina. Fue un vuelo muy largo estuve un día y medio en Etiopia en tránsito, encerrado en un hotel por el protocolo, me llevaron del aeropuerto al hotel y del hotel al aeropuerto donde tomé el otro vuelo a la Argentina, tuvo que llenar una declaración jurada y presentar el test y bajar la aplicación cuidar. De Ezeiza viajé a Córdoba, me buscó mi familia y ya estoy terminando mi cuarentena en Morteros

 

-Cruzaste prácticamente el mundo para volver a Morteros en medio de un momento histórico, que sentís que te aportó todo lo que viviste en estos meses?

Son muchas vivencias. Como yo ya había estado en Indonesia digamos que no me afectó tanto el hecho de que se cambie drásticamente lo que había ido a hacer que era estudiar música y continuar con la beca, por ese lado no me sentí tan frustrado, pero en realidad estaba muy preocupado por lo que pasaba acá en Argentina. Como allá vivía en una zona rural, era un poco más relajado en cuanto a la pandemia.

Me causaba mucha indignación como cierta gente trataba la pandemia en nuestro país. Por lo que estábamos viviendo allá y dialogando con estudiantes de otros países, no podía creer como los medios decían que el virus no existía, no lo podía creer como se minimizaba en algunos casos y me causaba mucha indignación. Creo que un aprendizaje es reconocer como circulan las fake news y como mucha gente las cree

La verdad es que estoy muy agradecido con la vida por esa experiencia de poder conocer otras culturas, otras religiones, otras formas de vivir.

La verdad que la cultura que tienen allí es increíble, una variedad musical, de idiomas y comidas alucinantes.

 

-Pensás volver a Indonesia para capacitarte?

Tenía ganas de aplicar a un master de tres años pero se canceló por la pandemia y ya se me pasa la edad.